martes, 17 de agosto de 2010

Realidad...

Terminabamos el almuerzo como de costumbre hablando de todo y nada a la vez, compartiendo de lo sucedido en el transcurso de la mañana en tres distintos ángulos, Mi madre que había estado en un funeral, Mi hermano que está construyendo un vivero como tarea de la facu y mi historia la más interesante de todas porque llevo casi dos semanas sin salir de casa gracias a la varicela...

Y entre tantas risas, comentarios, críticas y reflexiones mi madre a partir de su experiencia contaba lo que la había impactado del funeral de la mañana diciendo:
La hija de Fulanito (el difunto) dió unas palabras para su padre que me conmovieron, ella decía que el siempre tenía piantada en su rostro una sonrisa, que era una persona muy alegre, muy tranquila una persona que irradiaba armonía, y yo pensaba, mis hijos el día de mi funeral que van a decir cuando estén ahí de pie, ¿Por qué me recodarán?...

Como nota importante para el tema Fulanito (el difunto) tuvo una vida bien interesante, se destacó por tener las mejores relaciones y los mejores empleos que lo llevaron de vacaciones a el mejor hotel (La prisión) y precisamente hace dos meses estaba en libertad. Murió en un accidente automovilístico cuando conducía en la madrugada despúes de salir de unas fiestas de un pueblo, algunos dicen que estaba ebrio, otros que se quedó dormido y su co-piloto dice que lo que lo mató fué no llevar el cinturón puesto, tendríamos que hacer una investigación a profundidad para saber por qué el pobre Fulanito dejó este cruel mundo.

Todo este cuento para concluir que todo ser tiene su lado oscuro, que no importa cuantas cosas sombrías hayamos hecho, cuantas historias sin contar tenemos, cuantas veces hemos sido malas personas, cuantas veces hemos tenido malos pensamientos o cuantos errores hemos cometido, La maldad es una especia que sazona a veces nuestras simples vidas, así como las cosas, circunstancias o estados que vivimos que sencillamente generan movimiento y color a la planicie de nuestras existencias.

Al final, el día de nuestra muerte, en nuestro funeral, nos van a recordar por todas esas veces que sonreimos, que fuimos atentos, que estuvimos presentes haciendo compañía, que nos destacamos siendo buenos en algo, que luchamos por un ideal, nos van a recordar por los momentos que compartimos, que nos vincularon, que nos sentimos e hicimos sentir a otros vivos; al final nada de lo que hiciste mal te va a quitar todas las cosas que hiciste bien, porque como en toda buena película de cine, al final los buenos siempre ganan, todos en nuestros finales seremos los héroes para siempre...

1 comentario:

  1. lo que pasa es que acordarse de alguien es un poco inventarlo a nuestro antojo, con el recorte que mejor nos queda. que no es mentir, sino sólo haber amado, y ese malentendido es el que nos hace inmortales. porque más cierto que de que la muerte no se puede escapar, es eso de que al final el amor triunfa.

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