viernes, 4 de diciembre de 2009

...Y ahí estaba yo, con la mente en blanco, con un acuario de pirañas en mis entrañas, con un revoltijo de sensaciones que periódicamente se devolvían cual péndulo, miedo, tristeza, ansiedad, inquietud, vértigo... ¿Quién cerró las ventanas? ¿Por qué no hay corriente de aire? ¡Hey! ¡Quién apagó la luz!

-Tú sabes muy bien ¿quién más? no hay una persona repetida en el universo sólo yo te puedo quitar la luz y traerla de vuelta, sólo yo te puedo robar una sonrisa y llevarla en mi bolsillo, trazar una lágrima en tu lienzo rostro, generarte las más creativas ideas, las más dulces melodías, los más sentidos poemas, regalarte días de luna, noches de sol, despertarte con mi mirada una mañana de domingo, embriagarte con mi aroma, desvelarte con mi sueño, intoxicarte con mi ausencia; sólo yó me puedo llevar tu alma... Eh, Perdón Mi Alma.

-He venido por ella. Qué mal negocio haz hecho Ángel, vendiste tu alma al más mínimo precio sin siquiera darte cuenta eso es lo más absurdo de todo esto. Nisiquiera preguntes ¿Por Qué? no te permito que hables, no digas, no pienses, no creas, no inventes, no sueñes, no hagas, no sientas; nada puede salvarte, te exijo ahora cómo siempre, que no te preocupes en hacer algún tipo de resistencia puesto que tus últimos minutos de vida serán los más miserables de toda tu existencia, así que lo que debes hacer es relajarte, cierra los ojos piensa en algo lindo y no te darás cuenta, no sentirás nada, cuando me haya llevado tu alma ya estarás muerto para entonces.

-Bueno siempre en estos casos se suele brindar a la víctima la posibilidad de que exteriorice su última voluntad, está no es la excepción así que éste es ese momento, ¿Cuál es la tuya?

Sé escuchó un silencio ensordecedor por un largo rato...
Lo único que se alcanzaba a percibir en el aire era el sonido del tic, tac, tic, tac, de su propio corazón confundido acelerado y resignado a la muerte, Tal vez el Ángel en ese silencio, tenía su propio remedio y lograra quedarse con su alma.

El silencio no daba más espera sus palabras tenían que escucharse inmediatamente. ¿Qué era lo
que lo haría más feliz segundos antes de partir hacia el túnel?

...Quiero Que Me Des Un Beso...

Fueron los últimos anhelos del Ángel. Ése Fué Su Testamento.